Con la temporada finiquitada (a excepción de la esperpéntica fecha de la Copa del Rey) y a varias semanas del comienzo de la Eurocopa, los rumores sobre posibles fichajes empiezan a acaparar la actualidad futbolística. Como siempre, se espera que uno de los grandes animadores del mercado estival sea el Real Madrid, un cebo usado por muchos representantes para disparar el caché de algunos jugadores o para lograr un aumento en sus honorarios.
Quiero decir con esto, que hay que poner en tela de juicio la mayoría de los nombres que salen a la palestra. No es que el Madrid se vuelva loco cada verano pujando por cada futbolista que merezca mínimamente la pena, sino que en la mayoría de las ocasiones el club blanco es utilizado para la consecución de fines ajenos. Por tanto, no se conoce aún la legitimidad real del supuesto interés en jugadores como David Silva o Luka Modric.
De ser cierto, las noticias son ilusionantes para la afición madridista. En unos años se ha pasado de buscar jugadores del perfil de Emerson, Mahamodou Diarra o Lass para apostar por futbolistas de un corte más creativo como Nuri Sahin, Xabi Alonso o los citados Silva y Modric. Con el enigma del internacional turco sin resolver (sigo creyendo que con minutos puede ser un fichaje importante), Mourinho sabe que para partidos como el del Bayern en semifinales necesita un jugador que sea capaz de desactivar un sistema defensivo con un pase.
Tienen una edad parecida y un ADN futbolístico parecido, aunque guardan ciertas diferencias en su juego. Silva, zurdo cerrado, gusta más de aparecer en la línea de tres cuartos de campo para desestabilizar con su buen regate y su capacidad para el último pase.
Modric sólo tiene un año más que Silva (nació en 1985). Su aspecto menudo no debe confundirse con fragilidad. Está acostumbrado en la Premier a enfrentarse a jugadores más poderosos desde el punto de vista físico, anteponiendo su extraordinaria calidad. Comenzó como un '10' claro pero ha ido retrasando su posición en el campo hasta convertirse en un organizador al uso. Puede actuar como creador, aunque para ello necesita un escudero que ejerza de recuperador. También podría adaptarse a la posición de interior por ambas bandas. Jugador asociativo por naturaleza, haría una sociedad brillante con Mesut Özil o Karim Benzema.
Si finalmente acaba llegando uno de los dos, el Bernabéu asistiría a una versión del Real Madrid más cercana a lo que ha demandado la grada en los últimos años. Con Modric o Silva, el equipo blanco añadiría un nuevo registro a su juego, tan necesario para partidos en los que el contragolpe no sea una opción tan fructífera.
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