Tenía razón Mourinho cuando decía que el futbolista que más miedo le provocaba era Inzaghi. Un delantero del que dicen que está viejo y que ha perdido casi todo lo que tenía; se ha quedado, no obstante, con lo más importante. Dentro del área no falla. Empató y adelantó (en un clarísimo fuera de juego) a los suyos, aunque debió ser expulsado antes de que fuese el protagonista de la noche.
A lo que íbamos. El Real Madrid dominó la situación hasta el minuto 60. Xabi Alonso, Khedira y Özil eran los reyes de un centro del campo que, en el caso de los italianos, pide a gritos una renovación y alguna que otra ayuda defensiva de unos delanteros que no quieren ayudar.
El recurso fácil de los rossoneri era el balonazo y la segunda jugada. Recibirían Ibrahimovic, Pato o Ronaldinho. Y, a partir de ahí, que inventen. La jugada de Allegri, no obstante, salió fatal. Corrieron la mayor parte del tiempo detrás del balón y las líneas estaban muy separadas. Demasiado cómodo jugaban los merengues.
Higauín marcó el gol para los blancos después de un esplendido pase de Angel Di María. La conexión entre los argentinos es tremenda.
El giro en el partido llegó con la entrada de Inzaghi y la salida de un Ronaldinho que no aportó nada a su equipo. El 9 dio más movilidad y ganas al ataque de los milanistas.Un error de Pepe, que cayó en las botas de Zlatan, siervió para que el italiano marcara el primero para los milanistas.
Demasiadas ganas le puso el Pippo, que debió ser expulsado por un empujón, con los puños cerrados, a Xabi Alonso.
El centrocampista madridista es una víctima de Howard Webb. En la final del Mundial se olvidó expulsar a De Jong y ayer se le olvidaron las rojas. En plural. Ibrahimovic la rozó con una zancadilla barriobajera y por detrás a Sergio Ramos y Abate agredió a un Cristiano que teatralizó en demasía la acción.
Es de juzgado de guardia, señores de la UEFA (Platini estaba en el palco en la noche de ayer), que se le sigan dando partidos al británico. Howard Webb es un especialista a la hora de escurrir el bulto. Hay muchos lances en los que está encima de la jugada y no se atreve (o no quiere) a sancionar de la manera más justa.
Ahí está la imagen de De Jong. Y ahí está el empujón de Inzaghi. Y si a eso se le suma un asistente que se come el segundo gol en un clarísimo fuera de juego, apaga y vámonos.
Lo que son las cosas del destino. Dos cadáveres futbolísticos renacieron de sus cenizas y se fabricaron el empate del Real Madrid, sin duda fue la noche de Benzema y Pedro León. Un detalle a destacar: Xabi Alonso no optó por colgarla al corazón del área, sino que jugó en corto para el francés, que se inventó un pase entre líneas para que Pedro León fusilase a Abbiati en el 94'.
Fue una jugada típicamente Barça. Y es que el conjunto dirigido por Mourinho tiene a Özil, Di María, Cristiano Ronaldo o Xabi Alonso: jugadores que necesitan y miman el balón.
Buenas sensaciones, fantástica primera parte y una siesta de media hora. El Real Madrid está preparado para hacer grandes cosas. Pero Europa no perdona las siestas.
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