viernes, 20 de abril de 2012

Bayern 2 - Real Madrid 1


I) Mala gestión. Perdimos 2-1 en el primer asalto de las semifinales, quedando la eliminatoria en desventaja mínima, es decir a un único gol de superarla. El gol de Mario Gómez en el último minuto significó un jarro de agua fría para el Real, que tras haber empatado el partido no hizo una gestión apropiada del resultado favorable. Aunque después de una derrota, quizá por lo infrecuente de las mismas esta temporada, se tiende al pesimismo (sobre todo en un entorno tradicionalmente tan bipolar como el madridista) el marcador, mirado con objetividad no deja de dar fundadas esperanzas para pasar a la final.

II) Personalidad. El inicio de partido fue muy diferente a las sensaciones finales que nos dejó. El Madrid salió al campo con su once de gala, con la única variante de Coentrao por Marcelo, habitual ya en visitas gordas, y el fútbol del equipo en los primeros minutos tuvo un gran empaque. Sin salir del campo rival, tocábamos con gran precisión, recuperábamos enseguida y creábamos peligro, teniendo Benzema la mejor ocasión en este tramo, excepcionalmente defendida por Neuer, quizá el mejor portero del mundo y seguro el mejor portero de este partido. El Bayern sólo se defendía a base de faltas fruto de la impotencia, guardándose las tarjetas y optando por el diálogo el Sr. Howard Webb a la hora de castigarlas, cosa estupenda sin duda, si no fuese porque en el segundo tiempo cambió el criterio cuando se trató de amonestar a los madridistas

III) Inseguridad jurídica. El Madrid tiene un hándicap fatal en estas eliminatorias, donde la norma no escrita es que gana quien menos errores comete. La inseguridad crónica en los balones parados provoca la sensación de que en cualquier momento, con independencia de la situación del partido, podemos encajar goles. Así fue esta vez, y en el primer saque de esquina, Ribery aprovechó un rechace al borde del área para enganchar un disparo que se convirtió en el primer gol del encuentro, totalmente extemporáneo a la lógica del mismo hasta ese instante. Bien es verdad que hubo dos posibles infracciones en la jugada, (una mano y un fuera de juego posicional) pero estamos en lo de siempre, temblando cada vez que nos enfrentamos a las jugadas de estrategia. Y así no hay manera. Ahora se puede culpar a un jugador u otro, yo sin ir más lejos pienso que el problema de fondo es que Casillas no domina su área, pero es innegociable resolver (o atenuar) este problema, si no queremos estar permanentemente expuestos a una eliminación o a la pérdida de puntos.

IV) Intercambio. Con el gol en contra perdimos ese carisma que tuvimos en los comienzos, quedando un escenario dividido y sin dominador claro. Hubo un intenso intercambio de golpes hasta el descanso, sn arriesgar demasiado ninguno de los dos. El Bayern lo intentaba por la izquierda, con un hiperactivo Ribery, sufriendo mucho Arbeloa para frenarlo. Nosotros nos encomendábamos a Cristiano, Di María y Benzema, y sus rápidas transiciones. Aunque hubo algunos disparos, ninguno representó un peligro real para cualquiera de las porterías. El entretiempo llegaba con la sensación de que el Madrid podía marcar en cualquier jugada, sí, pero que estaba lejos de darle control ni continuidad al juego. Nos habíamos vuelto a partir.

V) El gol. La segunda parte empezó con parecido ritmo, con ambos equipos repartiendo sus llegadas con cierta equidad. Pero en una de esas llegadas aprovechamos nuestra oportunidad para marcar un gol importantísimo. En un ataque centelleante, Ronaldo se quedó solo delante de Neuer, quien rechazó su lanzamiento, pero gracias a sus compañeros -sobre todo Benzema- el portugués recuperó la bola y desde la misma línea de fondo asistió a Özil para que la empujara. Un gol muy bien trabajado, en una larga jugada de ataque que premiaba la insistencia de los madridistas. Cambiaba así la cara de la eliminatoria, ya que además de marcar fuera habíamos demostrado que necesitábamos poco para conseguir hacer daño en ataque. Quizá era el momento de rematar la faena buscando un segundo tanto, pero irónicamente el gol nos sumió en la espiral conformista que acabaría propiciando nuestra derrota.

VI) Agobio. El Bayern comprendió que estaba fuera si no se iba con todo arriba, y el Madrid tenía la ocasión perfecta para matar a la contra. Pero esto no sucedió, principalmente porque los jugadores tuvieron el habitual bajón físico, y en este caso los cambios (Marcelo-Özil, Granero-Di María) no tuvieron la eficacia deseada, planteando la idoneidad de los mismos. Lo cierto es que llegué a preguntarme si el Madrid no estaba poniendo el freno de mano y pensando ya en el partido del sábado. La situación era simple, no conseguíamos hilvanar dos pases seguidos, perdíamos posesiones alegremente, y en consecuencia, los contrataques nos quedaban vedados. De este modo, los de Heynckes acumulaba elementos en ataque, y nuestra defensa achicaba como podía. Fue en este tramo de 20 minutos cuando pasamos los momentos más difíciles, teniendo Gómez dos ocasiones clamorosas que no suele perdonar un delantero de su valía, una de ellas tras un desastroso despeje de Ramos.

VII) Mazazo final. El hecho es que, con los apuros pertinentes, logramos aguantar los momentos de agobio, más por desacierto bávaro que por méritos propios, dándose ya el empate por hecho. Pero llegó el último minuto, y una jugada desgraciada traería el 2-1. Tratemos de explicarla: pese a haber reforzado la banda izquierda defensiva, Coentrao, que había hecho un magnífico trabajo anulando a Robben, se encontró con un dos contra uno sin ayudas. No pretendiendo disculpar al portugués, que se fue al suelo precipitadamente, resulta bastante extraño que Lahm tuviera un pasillo tan enorme para marcharse sin oposición y centrar raso para la llegada de Mario Gómez, quien a la tercera no perdonó. También redundaré en el hecho de que Casillas no domina su área chica, y por lo tanto pretender que lo hiciera en esta última jugada era mucho pedir. Al final, Marcelo casi hace que le expulsen, con una imprudente entrada por detrás producto de la frustración. La suplencia y la derrota le debieron nublar la cabeza, pero un profesional tiene que estar más concentrado y saber que una estupidez de ese calibre puede costar carísima. Felizmente la cosa quedó en amarilla, pero no siempre tendrá esa suerte.

VIII) Conclusiones. El hecho de ser la primera derrota de Mou como visitante en Europa con el Madrid, la primera derrota absoluta desde enero y la primera fuera de casa desde septiembre (!) no debe esconder nuestros problemas: físicos (el equipo se parte, con las consiguientes lagunas en el centro del campo), futbolísticos (mala toma de decisiones individuales y colectivas, sobre todo cuando estamos en ventaja) y quizá también psicológicos (pavor a los balones parados y a los últimos minutos de los partidos). Con todo y con eso, el resultado no es malo y hoy se ha demostrado que el equipo alemán está perfectamente a nuestro alcance. Pero hay mucho que corregir. Estando el Camp Nou y el partido de vuelta tan cerca la labor a este respecto ha de ser intensa. Confiemos.

Por Civ; Civ edita el siguiente blog: El cuarto tiempo.

0 comentarios:

Publicar un comentario