Luka Modric señaló el camino en su estreno como titular en el Real Madrid. El croata, en el posición de mediapunta, participó en todos los ataques buenos del Madrid en un partido que no ofreció demasiados. Dos los mandó al red Cristiano Ronaldo, uno que no necesita presentación en el Bernabéu. Se retiró lesionado tras sentenciar Granada y el Bernabéu le rindió tributo por 151 goles de blanco en apenas tres años. Higuaín cerró la cuenta, con Di María como agitador de un cóctel poco cargado.
José Mourinho no esperó mucho para mostrar a Modric. Tras unos minutos en la Supercopa, le dio galones de titular en un partido de Liga con más chicha de lo que pareció al final. Porque el Madrid necesitaba ganar sí o sí. Lo hizo guiado por la batuta del centrocampista croata, al que Mou ubicó en la mediapunta. El técnico le ve en esa posición, en la que además -una vez desactivado Kaká-, aprieta a Özil, aunque también puede jugar junto a Xabi.
De hecho, cerca del vasco jugó sus mejores minutos, que fueron también los mejores del Madrid. Khedira se hizo a la derecha, y entre Xabi y Luka llevaron con soltura el balón al área del Granada. Les falló la compañía, en especial Benzema, un jugador que disfruta del toque y la asociación, pero al que se vio espeso. También a Callejón, que volvió a mostrarse menos efectivo como titular que como revulsivo.
Así las cosas, el derribo del Granada fue cosa de Cristiano, que hizo sus dos primeras dianas en Liga antes de detonar unas declaraciones un tanto raras. En la primera, su remate, un zurdazo sin ángulo y con escasas opciones de éxito, se envenenó tras rozar en Iñigo López antes de escurrirse entre las piernas de Toño. El segundo sacó de la siesta al Madrid, que amagó con repetir las peligrosas desconexiones que se dieron ante Valencia y Getafe. Primero fue el murmullo del Bernabéu, y luego un pase al espacio de Di María, que salió en el segundo tiempo. Cristiano no despreció el caramelo, aunque Toño le exigió reclamar el premio dos veces.
Tras el 2-0 y la expulsión de Borja García por dos obstrucciones calcadas sobre Khedira y Cristiano (que abandonó el campo lesionado), el partido se acabó. Sin Modric, sustituido, como Cristiano, entre una salva de aplausos, sólo los chispazos de Di María mantenían el interés. El Fideo filtró todo tipo de balones a la espalda de la zaga andaluza, aunque el 3-0 llegó por la otra banda: Benzema recibió en fuera de juego y asistió a Higuaín, que cerró el partido y ganó otro pulso ante el francés. Como el Madrid un partido que, tras la conquista de la Supercopa, aclaraba el horizonte antes del primer parón de la temporada.
Fuente: Marca
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